Valencia erwacht

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Das Image einer Stadt basiert nicht nur auf ihren Bauten und Sehenswürdigkeiten, sondern vor allem auf den Menschen, die sie bewohnen und besuchen. Valencia wirkte bis vor nicht allzu langer Zeit eher wie ein verschlafenes Nest am Mittelmeer als wie die drittgrößte Stadt Spaniens. Der etwas kleinbürgerliche Charakter mancher Einwohner und Regierenden ließ kaum Platz für andere kulturelle Ausdrucksmöglichkeiten als die Traditionen (Fallas, Stierkämpfe, Paella-Wettbewerbe, usw.). Mit den pharaonischen Bauten Santiago Calatravas und der Abhaltung von Großveranstaltungen wie des America’s Cups und der Formel 1 wurde Valencia kurz vor dem Jahrtausendwechsel gewaltsam aus seinem „Dornröschenschlaf“ gerissen. Wenn auch die reichen Prinzen, die in Jachten und Rennwagen kamen, nicht das gewünschte Geld brachten und sich nach einem „Quickie“ wieder aus dem Staub machten, weckte ihre Aufmerksamkeit auch Interesse im Rest der Welt, und die Valencianer stellten gleichzeitig fest, dass die traditionellen Formeln nicht ausreichen, um die Anziehungskraft der Stadt zu erhalten. Mit einem immer bunteren Kulturangebot für jeden Geschmack und Geldbeutel (Konzerte, Opern, Stand-up-Comedy, dem Open-Air-Theaterfestival VEO, Mittelaltermärkten, Gastronomiemessen, usw.), vielseitigen Einrichtungen (Bibliocafés, Bars mit Kleinkunstbühnen) und erheblich verbesserten (und weiter verbesserungswürdigen, wie die Radwege) öffentlichen Verkehrsmitteln verwandelt sich Valencia allmählich in eine Stadt mit unterschiedlichen Reizen für unterschiedlichen Menschen.

Warum so viel Lob? Am Sonntag drehte ich eine Runde durch den Park des ehemaligen Turia-Flusses (Foto 1) und bemerkte, welche bunte Mischung von Menschen und Aktivitäten man dort bestaunen kann: Jogger, Radfahrer, Pärchen, Teenager, Senioren, Hunde und Frettchen, eine Frauengruppe beim orientalischen Fächertanz, Jugendliche beim Seiltanzen (Foto 2), Familien beim Picknick oder beim Fußballspielen, Freunde beim Sonnenbaden und Biertrinken und Vieles mehr. Ich gestehe: Der Turia-Flusspark ist für mich das Schönste an Valencia, noch weit vor dem Strand (den ich schon seit Monaten nicht einmal aus der Ferne gesehen habe). Wenn man den Park von einem Ende (Parque de Cabecera) zum anderen (Ciudad de Artes y Ciencias) durchläuft, gewinnt man einen guten Eindruck vom „Erwachen“ Valencias. Jetzt muss sich die Stadt nur noch an einigen Stellen den Schlaf aus den Augen waschen …

4 KOMMENTARE

  1. Hola, André. Pues, como valenciano que ha tenido la suerte de vivir bastante tiempo fuera, mi análisis es distinto. Si bien es cierto que en los últimos años la ciudad ha ganado mucho en visibilidad y ha atraído mucho turismo por sí misma, lo cual siempre es positivo, yo comparo Valencia con una falla: muy espectacular, pero hueca. Es decir, que por muy bien que la vean los turistas, hay que sufrirla: el tráfico es demencial y no se hace nada por solucionarlo, la educación pública es para echarse a llorar, la oferta de la EOI da risa, el arzobispo manda más que los gobernantes, que a pesar de ser unos chorizos, y si no al loro con el juicio inminente del molt honorable lladre y su cuadrilla por el caso Gürthel, tienen toda la pinta de ampliar su mayoría absoluta…
    Yo creo que no hay que empezar la casa por el tejado, y eso es lo que se ha hecho en Valencia, arreglar la fachada para asombro de visitantes, y esconder las goteras que nos atormentan a los que vivimos en ella.
    Pero bueno, a mí también me flipa el cauce del Turia…

    • Hola, Jota. Tienes toda la razón, mi visión y comentario se han quedado en la superficie y no han entrado a analizar los problemas reales que comentas. No obstante, quería expresar mi percepción de que, en estos 14-15 años que llevo conociendo Valencia, he notado un cambio de aires general. Lo cierto es que la clase política local y la imagen que dan son lamentables, y queda muchísimo por mejorar, pero creo que, en todos estos años, Valencia ha ido cambiando de mentalidad, y eso era lo que quería constatar. También veo las goteras más allá de la fachada bonito para los turistas, pero la casa ya no me parece tan hueco, creo que se está amueblando poco a poco…

  2. Hola, chaval. A mí también me gusta el cauce del Turia. Me parece que es por donde tienen que ir los tiros en cuanto a “amabilidad” (qué querrán decir estas comillas) para los habitantes de una ciudad. Pero los gobernantes de los últimos 20 años (lo del cauce es anterior) piensan más en el viajero ocasional, montando edificios de postal, pero sin uso diario (Ágora), o grandes acontecimientos tipo “GP F1 urbano”, cuando tenemos otro circuito.

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