Do it yourself

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Una de las características principales de la vida laboral de los autónomos es nuestra libertad de hacer lo que queremos – y la obligación de hacer lo que debemos, claro. No hay nadie que decida por nosotros, lo que, según se mire, puede considerarse tanto una ventaja como una desventaja: así, por ejemplo, podemos aceptar y rechazar encargos según nuestro propio criterio, organizar la jornada laboral a nuestro parecer y según nuestras necesidades, pero también tenemos que ocuparnos de los trámites necesarios para poder ejercer nuestra actividad: declaraciones tributarias, presupuestos, facturas y contabilidad, entre otros. Por lo tanto, somos jefes, secretarios, administrativos, contables y, para los teleoperadores que nos llaman a diario, también responsables de la telefonía, de la informática, de los suministros en general, y, por supuesto, del marketing para nuestra (pequeña) empresa.

Al fin y al cabo es indispensable comunicar que existimos y que somos lo mejor que les puede pasar a los clientes. Para ello, podemos recurrir a diferentes medios y métodos, de acuerdo con nuestra actividad y el grupo objetivo. Hace tiempo di una charla sobre la autopromoción para traductores e intérpretes, y os pongo un enlace a la presentación correspondiente (PDF, 705 KB), por si os interesa. Evidentemente no soy ningún gurú del marketing, pero más de diez años de experiencia en el sector me avalan (¡típica frase publicitaria!) y me han convertido en un medio autopublicitario andante, igual que muchos otros autónomos.

Sin duda, uno de los medios de (auto)promoción más eficaces a la vez que baratos es Internet. Ya es casi impensable no disponer de una página web propia, aunque sea poco más que una tarjeta de visita online o una presentación sencilla como la mía. Si además combinamos nuestra presencia en la Red con un blog o con perfiles en las redes sociales adecuadas, transmitimos una imagen de cercanía a los clientes que, a menudo, nos conocen solo por la información que encuentran online. En mi caso, he optado por perfiles profesionales en Facebook, LinkedIn, Xing, ProZ, Ediciona, Infolancer y la Xarxa, que constituyen diferentes plataformas para proporcionar datos de interés sobre mí y mi trabajo. Y es que cada vez hay más clientes y colegas que, antes de contar con nuestros servicios, nos investigan en Internet para hacerse una idea de nosotros. Claro que yo también lo hago, y aunque lo cierto es que la (omni)presencia de una persona en Internet no es garantía de profesionalidad y seriedad, sí tranquiliza poder hacerse una idea general de nuestro futuro colaborador, cliente o proveedor.

Por cierto, si pincháis en los enlaces de este artículo y me buscáis/añadís en alguna red social, ya habrá funcionado la primera parte de la estrategia promocional de los autónomos: despertar interés y darse a conocer…

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